Artículos de Isidro Toro Pampols .·.

lunes, 27 de septiembre de 2021

Biocentrismo o antropocentrismo en la agenda política

 


Arne Dekke Naess (1912-2009) fue un filósofo noruego que desarrolló la rama de la filosofía ecológica denominada “ecología profunda”. Este nombre nos lleva a pensar inmediatamente en la idea de “ecología superficial”. Nosotros iremos un poco más allá y hablaremos sucintamente de biocentrismo y antropocentrismo.

La ecología profunda considera al ser humano como parte del planeta y reivindica la idea del mundo natural con derechos en si mismo y, por ende, no podemos pasar por encima de la diversidad solamente para satisfacer nuestras necesidades vitales. La ecología superficial, la cual surge a partir del impacto ambiental producto de la acción del hombre, busca acciones tecnológicas para controlar la contaminación y formas sustentables de explotación económica de los recursos naturales.

En anterior articulo hablamos de lascorrientes medioambientalistas y ecologistas en la política. Señalamos que los medioambientalistas denuncian y proponen soluciones sobre el daño en la naturaleza, mientras los ecologistas apuntan al meridiano estructural de las causas económicas y políticas.

Tenemos la certeza de ser parte del mundo natural, o sea, la persona es miembro de una comunidad de trozos interdependientes con la gran diferencia, y por eso somos seres humanos, que aunque nuestros instintos nos llevan a competir por un lugar en el espacio y vivir con el mayor confort posible, pero nuestra razón, que nos distingue del resto de las especies al menos por ahora, desarrolla un sentido ético que nos lleva a cooperar para preservar el sitio donde luchar. Así en el hombre va evolucionando la “ética de la Tierra”, donde iniciamos con los “Derechos del Hombre” y ya vamos por el de los animales, aguas, plantas entre otros.

La mayoría de los partidos políticos, en su versión moderna que sitúan sus orígenes en la Europa de la Revolución Industrial, colocaban su atención en la premisa de un mundo hecho para los hombres y que los seres humanos son la medida de todas las cosas. En el devenir del tiempo y ya en el siglo XX, se desarrolla un cambio de visión de la vida como tal, comprendiendo que no sólo la existencia humana tiene valor.

Ese cambio en el paradigma ha ido permeando en ciertos colectivos. Algunos han conformado partidos “verdes”, otros han logrado en sus agrupaciones partidarias se organicen secciones que se ocupen del tema y los menos, que en la narrativa se incorpore la agenda medioambiental.  

Para algunos el biocentrismo no define la ideología del partido porque sencillamente convoca a ser más “conscientes” del problema, dándole al inconveniente un valor instrumental porque la degradación del planeta afecta la vida humana. Para otros, el enfoque es diferente ya que ven la selva, el rio, el mar y el resto de la naturaleza con un valor intrínseco que va más allá de la defensa de las materias primas útiles y que nuestra actitud debe considerar el valor interior de la vida que en sí mismo tiene el mundo natural.

El debate sobre el desarrollo de un mundo sustentable en un planeta finito en términos de recursos hoy coloca en un plano destacado a los ambientalistas y a la “ecología superficial”. A medida que pasa el tiempo y el planeta nos convoca a la reflexión, los temas tratados por la “ecología profunda” y el biocentrismo nos apuraran para defender la vida humana en nuestra morada planetaria.

Allí hay material de discusión y activismo para las juventudes agrupadas en partidos políticos.  No deben perder la oportunida.

Isidro Toro Pampols.·.

12 febrero 2021

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