Artículos de Isidro Toro Pampols .·.

jueves, 30 de septiembre de 2021

Cooperativismo y los Colegios de Artífices

 


En la Antigüedad encontramos instituciones que tienen relación con el cooperativismo, siendo quizás la más antigua, institucionalizada, los Colegios de Artífices Romanos.

En muchas ciudades (polis) griegas de los siglos IX y VIII a C. florecieron los artesanos libres, creciendo el número de carpinteros, ceramistas, herreros, armadores de barcos y toda clase de trabajadores manuales y comerciantes, lo que nos permite inferir la organización de artesanos y constructores en gremios que trasmitían de padres a hijos o parientes y en secreto, sus conocimientos.

En Roma se atribuye la primera organización de los Colegios de Artífices a Numa Pompilio (716-674 a. C.), segundo rey romano y sucesor de Rómulo.(1) Numa distribuyó los artesanos en varios gremios: carpinteros, tintoreros, zapateros, músicos, alfareros y con el tiempo, fueron agrupándose nuevos oficio o profesiones.

En el siglo VII a C. los romanos deciden enviar tres hombres(2) a la ciudad de Atenas con el fin de recopilar las famosas leyes de Solón (638-538 a C.), así como conocer las instituciones, costumbres y usos de la polis griega. Al regresar, contribuyeron a redactar un cuerpo de leyes, resultando la Ley de las Doce Tablas, que es la base del derecho romano y en buena medida del mundo occidental. Allí se institucionalizan los Colegios.

Ahora veamos brevemente algunas reglamentaciones de estas asociaciones. La primera era la máxima de la ley civil: “tres forman un colegio”. O sea, ninguna agrupación podía formarse con menos de tres miembros. El cooperativismo chileno exige un mínimo de tres socios para organizar una empresa.

El “Colegio” contaba con sus autoridades, teniendo un maestro que lo presidia, un escriba, que llevaba las actas, un tesorero y así sucesivamente. Las cooperativas cuentan con sus órganos de dirección.

La admisión de un nuevo miembro se basaba en la regla cooptatus in collegium, que significa que el aspirante debe ser aceptado por los agremiados. Las cooperativas tienen sus reglas, sean estas abiertas o cerradas.

Los colegios formaban a sus aprendices. La educación es un principio fundamental del cooperativismo.

Los colegios estaban bajo el patronato de un dios, lo que le confería un carácter espiritual en el marco de las religiones paganas de la época, además de practicar la autoayuda, autoresponsabilidad y la solidaridad. El cooperativismo aun siendo laico, la mayoría de los socios mantienen un reconocimiento del Ser Supremo, lo que fortalece el sentimiento fraternal entre los agrupados.

El cooperativismo como hoy lo conocemos, sitúa sus orígenes a mediados del siglo XIX, pero hurgar en el pasado remoto facilita comprender algunas prácticas universales que fortalecen la fraternidad internacional del cooperativismo.  

Bibliografía

  • Vidas paralelas. Edición digital.
  • Tito Livio. La historia de Roma. De la traducción del inglés al castellano por Antonio D. Duarte Sánchez. Edición digital. 2011.

Isidro Toro Pampols.·.

Foto fuente externa

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El caballo negro en política

Un triunfo electoral no es predecible a plenitud. Puede ser que una tendencia se muestre ganadora dieciocho meses antes y pierda. En polít...