La generación babyboomers son los norteamericanos nacidos entre 1945 y 1964, época con gran incremento de la tasa de natalidad registrada tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Esta generación creció con nuevas herramientas de socialización, tal como la televisión, con el inicio de la carrera espacial y fueron testigo de muchas luchas por valores sociales, como los Derechos Civiles, el de las mujeres luego de su incorporación en masa al mundo laboral, hecho producido durante la Guerra. Los nacidos entre 1945 y 1952, vivieron de alguna manera los cambios que en la mentalidad y en las instituciones significó dicha época: La Guerra Fría, la Segunda Ola Feminista, asesinato del presidente Kennedy, la Revolución Cultura China,
sucesos políticos como el Watergate, que implicó la renuncia de un presidente de los EE. UU.; el Mayo Francés, la rebelión estudiantil mexicana y la matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, el movimiento contracultural de los hippies, la carrera espacial, entre muchos otros.
Según algunas investigaciones académicas, esta generación está orientada al trabajo en comunidad, instruida para liderar grupos y para identificar qué rol desempeña cada miembro. No tienden al individualismo: son buenos creando equipos.
La generación babyboomers se estima que poseen unas 12 millones de empresas en todo el país. Ahora bien, se vaticina que alrededor de un 70% de sus empresas cambiarán de manos próximamente, pero con una tendencia: muchos de sus hijos no asumen las firmas de sus padres, por lo que particularmente los emprendedores de pequeñas sociedades deben pensar en vender o cerrar, perdiendo años de esfuerzos.
El Instituto de la Democracia en el Trabajo (DAWI), una organización sin fines de lucro que da soporte al desarrollo de cooperativas de trabajadores, señala que se ha abierto un nuevo nicho de negocios: calculan que hasta un 40% de las cooperativas nacieron por la vía de propietarios que resolvieron vender sus acciones a los empleados y estos se organizaron en cooperativas.
El apalancamiento de estas cooperativas es de varias fuentes. The Working World es una Institución Financiera de Desarrollo de la Comunidad (IFDC), que tiene programas para empresas propiedad de sus trabajadores, ofreciendo créditos a estas cooperativas que no tienen acceso a los préstamos bancarios. También han invitado a particulares a asociarse e invertir, igual socios han pedido préstamos particulares a la banca y han depositado su confianza en sus cooperativas.
Estudios de DAWI indican que si bien las cooperativas enfrentan muchos obstáculos, los beneficios son sólidos y pronunciados. Un estudio de la Universidad Estatal de Nueva Jersey (Rutgers) concluye que convertir la empresa en propiedad de sus empleados aumenta las ganancias hasta un 14% y eso no se logra en detrimento de los salarios. Más bien es a la inversa. Hay ejemplos donde se evidencia que aumentaron la nomina y los sueldos, gracias a la productividad.
El cooperativismo norteamericano, definitivamente, es un sendero para canalizar emprendimientos inclusivos de la población trabajadora de ese país.
Isidro Toro Pampols.·.
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