Artículos de Isidro Toro Pampols .·.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

¡Contra los otros…! Estereotipos, prejuicios y discriminación


 

En ocasiones, individuos o grupos descargan sus frustraciones y prejuicios en otras personas o colectivos. Es un mecanismo de justificación psicológica en el cual el “yo” se argumenta ante sí mismo y frente al grupo, para justificar sus carencias existenciales y complicaciones psicológicas que lo conduce a conductas discriminatorias.  

Lo señalado en el párrafo anterior tiene que ver con el estereotipo, el prejuicio y la discriminación. El estereotipo es la “imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable”, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). En otras palabras, son las creencias populares sobre los atributos que caracterizan a un grupo social y sobre las que hay un acuerdo básico.

Sobre la generación de los estereotipos hay estudios (Miller, 1982) que informan que son un problema complejo y que están asociado de manera inseparable a una matriz más amplia, de forma que hay muchos elementos implicados, tanto del lado del observador como del observado o individuo o grupo a estereotipar.

La acción de prejuzgar es el fundamento del prejuicio. Prejuzgar según el DRAE es “Juzgar una cosa o a una persona antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas cabal conocimiento”. Tenemos que los prejuicios son los juicios y creencias usualmente de carácter negativo con relación a un grupo social. Relacionando los estereotipos con los prejuicios observamos que los primeros son el componente cognitivo, o sea, juicios, creencias entre otros, de los prejuicios, los que usualmente, no siempre, son negativos. Discriminar, según el DRAE, es “dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental, etc.



Visto lo anterior podemos enfocar la relación estereotipo, prejuicio y discriminación sobre la base de tres componentes: cognitivo, afectivo y conductual. El estereotipo alcanza el componente cognitivo: los choferes de buses son violentos y capaces de agredir físicamente utilizando armas contundentes, y lo entendemos así por las historias que nos han contado un grupo limitado de personas. El prejuicio surge por la evaluación que se hace del sector sobre la base de la información obtenida sin base estadística o científica, pero que aceptamos como buena y valida, aquilatando una creencia con una orientación y evaluación negativa con relación a la categoría social choferes de buses. Los dos elementos anteriores viabilizan un comportamiento discriminativo, que se traduce en multiplicar una mala opinión, no apoyar políticas públicas que favorezcan al sector o entorpecer cualquier diligencia individual o colectiva que hagan en una oficina donde el prejuiciado tenga influencia.

Estos temas hay que abordarlos con cuidados porque no son pocos los investigadores que tienen sesgos que tienden a estereotipar resultados y de allí a los prejuicios que contribuyen a dar base seudocientífica a conductas discriminatorias.

Hay un concepto en ciencias sociales de interés para estos temas: etnocentrismo. Según el DRAE es la “tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades”. Es un concepto ampliamente manejado en áreas del conocimiento como la Antropología y la Sociología. Nosotros, sin entrar en detalles, entenderemos por etnocentrismo la sobrevaloración del propio grupo y el rechazo y hostilidad hacia otros conjuntos. Esta conducta es esencial para generar estereotipos, fortalecer prejuicios que finalmente conducen a la conducta discriminatoria.

Los antiguos griegos consideraban “barbaros” a todos los extranjeros porque no compartían su cultura. La palabra “bárbaro” fue adquiriendo significado negativo. Hoy, según el DRAE, se refiere a persona calificada como fiera, cruel; también arrojada, temeraria, otra acepción es la de inculto, grosero, tosco; además de grande, excesivo, extraordinario, excelente, llamativo, magnífico. Como podemos observar el DRAE presenta un menú diferenciado de significados para la palabra in comento.

Cuando nosotros decimos “extranjero”, usualmente no tiene una carga negativa, aunque en zonas apartadas, altamente aisladas, para algunos lugareños un extraño siempre es visto con desconfianza, aunque sea del mismo país. También se da el caso contrario. O diferencian del foráneo en general al oriundo de un país en particular. Ya hemos resaltado la tesis de que el estereotipo es un problema psicológico complejo que está asociado de manera inseparable a una matriz social más amplia, que no necesariamente comprende una región o un país.

Resumiendo, podemos relacionar una secuencia de conductas: el estereotipo, que son las creencias en relación a un grupo o categoría social. Si estas son negativas o el individuo o grupo no ha interiorizado valores y principios de convivencia, sobreviene el prejuicio, que son las afirmaciones con una orientación y evaluación negativa. De allí a un paso se encuentra la discriminación, que es el comportamiento derivado del prejuicio.

El prejuicio actúa proporcionando ventajas económicas y sociales a un grupo, negando derechos y oportunidades a sectores objetos de discriminación. También proporciona “chivos expiatorios” en quienes descargar toda la agresividad producida por las propias limitaciones del estereotipador: recordemos a los nazis contra los judíos, gitanos, homosexuales y otras minorías. Igualmente, alimenta un ego auto afirmativo propio de clases que se autocalifican de superiores.

Ahora bien, los estereotipos  positivos nos ofrecen ventajas. Al llegar a un aeropuerto en país extranjero, Ud. toma un taxi con tranquilidad porque supone que sabe conducir, está autorizado y si observa el logotipo de una cooperativa le da aún mayor tranquilidad. Funciona el estereotipo como un simplificador que le ahorra tiempo y angustias.

También funciona como un factor de integración y defensa social. Por ejemplo: los masones o los cooperativistas de un país y del mundo se sienten identificados, porque comparten una filosofía de vida que los hermanan.

Vivimos un mundo complejo. Las migraciones cambian el paisaje humano y las enfermedades, costumbres e intercambio comercial transitan con mayor libertad. Los grupos como los masones y los cooperativistas, entre otros, tenemos internalizado principios de cooperación y solidaridad. Es un estereotipo positivo que si se quiere superar las crisis la sociedad mundial deberá asumir sin trabas.

Isidro Toro Pampols.·.

Bibliografía

Miller, A.G. (1982) “Historial and contemporary perspectives on stereotyping” en Psicología Social Social. Orientaciones teóricas y ejercicios prácticos. McGrawHill. España. 1998

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