A lo largo de la historia sectores progresistas de la humanidad han procurado hacer realidad los derechos de igualdad. El cooperativismo, por definición, se desarrolla en consonancia con el ideal señalado.
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, destaca el Objetivo 5: lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. Entre las metas de este objetivo, se encuentra «poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo» y «asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública». El sector cooperativo, sobre la base de sus valores igualitarios, está comprometido con los ODS.
El logro de este testimonio universal se cimenta en la lucha de la burguesía contra el feudalismo y del absolutismo por conquistar el principio de igualdad de derecho en la sociedad, independientemente de raza, sexo y procedencia social.
Legislar para establecer una base de acción sobre igualdad de derechos es importante, pero la realización del principio de igualdad social ante la ley y la protección mediante el cumplimiento de los derechos sociales fundamentales no basta con la ley, puesto que personas con determinadas particularidades sufren discriminación por estereotipos o prejuicios.
Las luchas sociales y políticas por la igualdad han sido lideradas por las mujeres, jóvenes, trabajadores, homosexuales, entre otros grupos que laboran por ser reconocido y respetado en el conjunto social.
En plena Revolución Industrial se organizaron las primeras cooperativas sobre la base del principio básico de asociación y solidaridad de personas económica y socialmente débiles en su individualidad, frente a las grandes fuerzas dominadoras de la época. Conformaron un modelo donde combinaban el sentido solidario del colectivo respetando la propia independencia de sus miembros. La promoción estuvo sustentada principalmente por socialistas utópicos como Robert Owen, Charles Fourier y, entre otros, el francés Philippe Joseph Benjamín Buchez (1796-1865), quien en 1831 trata de conciliar la doctrina católica ortodoxa con las teorías más democráticas.
El desarrollo del cooperativismo ha contribuido a cimentar un modelo donde la igualdad de derechos se respeta no solamente porque se encuentra en una legislación y se consagra en los estatutos de las empresas cooperativas, sino porque en el accionar diario se ejerce por lo que se va interiorizando en la psique de cada asociado, comprendiendo que el respeto al derecho del otro es una de las bases del éxito de las cooperativas.
No es por casualidad que unos 1.217 millones de personas trabajan en más de tres millones de cooperativas, representando un 12% de la población mundial. Allí se ejercen y se respetan sus derechos.
Isidro Toro Pampols.·.
@isidrotoro1
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